Ser bueno en algo o: vivir en una cueva no nos convierte en geólogos

Leyendo sobre un hábito de productividad que consiste en alternar 90 minutos de trabajo concentrado con 20 minutos de descanso, llegué a un artículo titulado The Making of an Expert. A continuación, unos rápidos apuntes de lo que más me llamó la atención.

No hay atajos al talento

Los tres autores –K. Anders Ericsson, Michael J. Prietula y Edward T. Cokely– citan un estudio que coordinó Benjamin Bloom y que identificó tres atributos de los participantes, todos excelentes en algún campo:

  • practicaron intensamente
  • tuvieron maestros que demostraron gran entrega
  • contaron con el apoyo y el entusiasmo de su entorno a lo largo de sus años de formación

Citando más estudios similares, los autores afirman que no hay atajos al talento, que los expertos siempre se hacen, nunca nacen. Y que la cantidad y la calidad de la práctica importan mucho.

Práctica deliberada

Malcolm Gladwell nos enseñó que hacerse maestro en algo lleva 10 años (o 10.000 horas) de práctica. Ahora he aprendido que la práctica adecuada viene a llamarse práctica deliberada. La práctica deliberada es la que está enfocada a ir más más allá del nivel actual, es decir, más allá de la zona de confort. Hacer cosas que todavía no sabemos hacer bien o no sabemos hacer en absoluto.

La práctica deliberada abarca dos tipos de aprendizaje: (1) mejorar las habilidades que ya tenemos y (2) expandir el ámbito y el alcance de nuestras habilidades. Estos dos tipos de aprendizaje requieren de tal concentración que sólo es posible dedicarle un tiempo bastante limitado cada día.

Si practicas con tus manos, nunca es suficiente tiempo. Si practicas con tu cabeza, dos horas son abundantes.

—Nathan Milstein

Descuidar la práctica deliberada es muy fácil. Personas que son muy buenas en algo pueden pasar a dar respuestas automáticas o basadas en la intuición, si el contexto no les permite seguir retándose con casos atípicos y situaciones nuevas. Al mínimo descuido, los sesgos empiezan a campar a sus anchas. Y con la edad, más. Lo bueno es que con la práctica deliberada se puede prevenir y para ello no faltan evidencias.

Intuición

La idea de la intuición como algo al que prestarle más atención es muy popular. Hay quienes se enorgullecen de solucionar las cosas casi siempre a base de la improvisación. Y mientras es cierto que esto puede funcionar en situaciones rutinarias, sucede que la intuición, si funciona, es como resultado de la práctica deliberada que «ha puesto cerebro en los músculos».

Medición

El experto, para poder ser considerado como tal, ha de pasar tres pruebas:

  • Hacer las cosas mejor que sus iguales de forma consistente
  • Obtener resultados concretos (ganar esa partida de ajedrez, curar ese paciente)
  • Poder replicar las cosas que hace en un laboratorio

Si no se puede medir, no se puede mejorar

—Lord Kelvin

Ser nuestro propio maestro

No por ser el último punto, es menos importante (la razón de ser el último punto es la imagen): de maestro necesitamos a una persona que no sólo nos acompañe en esa práctica deliberada sino que nos enseñe ser nuestro propio maestro.

10 comentarios en «Ser bueno en algo o: vivir en una cueva no nos convierte en geólogos»

  1. Me encanta el artículo; llevo un buen rato repasando nuevas pestañas y artículos que me ha hecho abrir. Sacaré mi propio mix adaptado a mi propia personalidad. No creo que haya una receta única, pero sí puntos comunes a ellas para mejorar conocimiento o productividad

    1. ¡Hola Nacho! Me alegro mucho de que te hiciera indagar 🙂 ¿Compartirás tu propio mix? Completamente de acuerdo con que no hay receta única sino soluciones personalizadas a base de evidencias. ¡Un abrazo!

  2. Muy interesante. Especialmente, el concepto de «práctica deliberada» y el de «ser nuestro propio maestro».
    Una pregunta cándida: ¿se puede llegar a ser nuestro propio maestro sin haber contado con un maestro que nos enseñara a serlo?

    1. 🙂 La práctica deliberada tiene mucho que ver con la iniciativa, las ganas de aprender, la valentía de abandonar la zona de confort… a las finales, con la ética hacker.

      Por el coste de abandonar la zona de control (pérdida de seguridad) y por la profundidad evolutiva del aprendizaje por imitación, creo que sin maestro(s) es harto complicado convertirse en uno, si no imposible. Lo bueno, hay muchas maneras de tener maestros más allá, sobre todo más allá, de los sistemas formales.

  3. Bianka, mira que me ha hecho pensar esta entrada., de hecho ese era el fondo de mi último post también. Para ese orden que tanto me obsesiona 🙂 me he dado cuenta que necesito primero despejar alguna ruta interna porque me reconozco como excesivamente golosa del aprendizaje, tal vez por alergia a los sesgos. Y los extremos nunca son operativos, ¿verdad?

    Según lo que dices del tiempo dedicado a la práctica deliberada, creo que lo sobrepaso con mucho y, es cierto, no puede ser bueno. Hay que hacer espacio para el orden, que es lo que permite construir.

    Quizá el no haber tenido ese “maestro en la práctica deliberada” hace más difícil enfrentarse al caos interno del que hablaba Jose (perdón por no buscar ahora el enlace, pero ya sabes cual es). Con el tiempo, se van adoptando maestros, me gusta esa sensación de aprendizaje, pero también es cierto que a la vez hay quien te considera a ti maestro y esa consciencia me lleva de nuevo a la obsesión por el orden para el conocimiento.

    Creo que no me estoy explicando nada bien. Lo cierto es que estoy deseando encauzar algunos temas importantes para dar paso a esa revisión interna. Y a la pedia, sí, por supuesto 🙂

    1. «Golosa del aprendizaje», jeje, ¿has visto mi post sobre bombones? 🙂

      Yo también he de reconocer que no me organizo bien para la «práctica deliberada», es un desafío para mí concentrarme 90 minutos en lo mismo. Cuando lo consigo, es reconfortante.

Los comentarios están cerrados.